Terapias con la Miel


La miel en sí, sea cual fuere su procedencia, es ya una verdadera panacea.
Se trata del alimento energético por excelencia, un alimento de primer orden para lactantes, niños y ancianos y un reconstituyente para los deportistas y personas que se sientan fatigadas.
Su uso regular actúa como tonificante de los corazones lacerados por la vida estresante. Es un sedante para el cuerpo.

  • Hígado: aumenta la cantidad de glucógeno disponible, lo cual ejerce una función protectora sobre el hígado.
  • Afecciones respiratorias: tos, bronquitis, sinusitis, irritaciones de la garganta.
  • Corazón: aumenta el caudal de los vasos coronarios. Ahorra energías al corazón fatigado al facilitar sus contracciones.
  • Fatiga: actúa contra la astenia y la fatiga. Nos ayuda a recuperar el equilibrio. Suprimir el azúcar en beneficio de la miel nos asegurará una muy buena recuperación.
  • Digestión: contra el estreñimiento (tomando una cucharada sopera acompañada de una fruta). También protege la flora intestinal gracias a su poder antiséptico.
  • Sistema óseo: la miel es recalcificante para los huesos y los dientes.
  • Heridas: por su acción antiséptica, es muy eficaz contra cualquier tipo de heridas gracias a su poder de regenerar las células.
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